domingo, 22 de febrero de 2009

higienicamente humana


Hace días no conversábamos extrañabas mi aliento denso y mi mescolanza de palabras a la hora de mirarte de reojo como por debajo de mi pelo ahumado y sucio como por debajo de mis penas que no son mas hondas que las tuyas , por entre los pliegues del papel higiénico y el no botar las toallas a la taza . Sigues dando vueltas, rodando poniéndote de cabeza y respondiéndome con esquirlas violentas de mis propias palabras que vienen a dar a mi cara casi irónico casi estúpido.
Regurgite toda la noche por sabores y defectos vine tambaleando entre licores y postes atrofiados, tambaleando cerca de entrepiernas callejeras de memorias perdidas y de utópicos amores que padecieron entre trago y trago. Dame vino y unas piernas bien abiertas que rosen mis caderas sin preguntar mi nombre, dame lágrimas y sabanas confusas, juguemos a que yo te entiendo y a que vos sos bueno. Otra vez amanecí apoyada en tu cuerpo con el olor de la noche anterior entre los brasieres y tus delicadas baldosas blancas que ahora lucen amarillas y oxidadas. tristeza, cigarrillos, mal aliento, sudor, cinismo. No sabes cuanto te extrañe mientras mecía mi elixir en ese vaso de plástico, te extrañe mientras me metías la mano por entre el vestido, te extrañe mientras intentaba llegar a ti, recordarte, amarte, besarte con o sin vergüenza, con lagunas inmensas que se extendían a lo largo de mi cabeza, con esas manos calientes que intentaban llevar a mi cuerpo sin estaciones, sin formalismos, sin sobriedad y estúpidos mecanismo de violador atractivo. Hoy me puse tacones, hoy me inyecte el vino y me tire a tu novio, solté mis sentimientos asesinándolos uno a uno con sobredosis de realidad y explote en miles de colores y lágrimas sonámbulas mientras el café aun hervía. Nauseas y labios filosos que apuñalan la noche sin compasión, hasta el fondo y sin devolverlo nos veremos en la noche querido, nos oleremos y rodaras mi poesía nocturna por el desagüe para que tus muertos puedan leerla, pasaremos la madrugada juntos, recorreré tu cuerpo blanco con mi lengua, con mis lagrimas, con mi risa ingenua de amnésica suicida, sin mirarnos al espejo, sin hacer otro intento que el de vivir ese momento.
Al final soy una de esas tantas chicas que amanecen a tu lado vacías rotas bebidas haciendo su mejor esfuerzo por sujetarse el cabello y algo de dignidad olvidada en la barra, en una bragueta peligrosa, y en una noche con pececitos de colores que le vendían ilusiones

1 comentario:

Alex dijo...

la verdad es que sacas cosas bastante especiales de mi mente...
un viaje alucianante de noche y de tarde.
Algo menos hipocrita que el mar tan hermoso e irreal, las calles de alcoholemia

PD:hermoso

freak

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diane arbus